Elise Cowen, una mujer de la generación Beat.



Sentada delante de una máquina de escribir y como única compañía un vaso lleno de vino barato, torres de libros robados en constante debate con la gravedad y su habitación hecha un caos.

Así es como podemos imaginarnos a Elise Cowen, una de las poetas beatnik que más notoriedad ha conseguido obtener contra todo pronóstico, ya que, ni su familia, ni el arte y mucho menos una sociedad patriarcal estaban dispuestos a tolerar que una revolución sustentada en su mayoría por hombres, las mujeres se hiciesen un hueco como artistas y no como era habitual, relegadas a ejercer el papel de musas o amantes.
Por si éstas no eran suficientes trabas a la aspiración creadora de Elise, el hecho de cargar con una enfermedad mental que la lleva a ingresar en hospitales psiquiátricos intermitentemente toda su vida, ser heterosexual con tendencias lésbicas y haber crecido en el seno de una familia judía conservadora, no se lo pusieron nada fácil.

Elise Nada Cowen, nació en Washington Heights, Nueva York, el 31 de julio de 1933 y empezó a escribir a una edad bien temprana de manera que con el paso de los años fue desarrollando un estilo y un pensamiento crítico para con su entorno en manera de poesía.

Estudió en Barnard College, una facultad privada femenina de artes liberales perteneciente a Columbia, en la que sus padres esperaban cumplir sus propios sueños, consiguiendo para su hija una educación excepcional en una institución de prestigio y al ser ellos la única familia judía del barrio, deseaban obtener desesperadamente una respetabilidad y aceptación social desde la comunidad blanca. Elise, a menudo, no estuvo a la altura de sus expectativas a pesar de ser una joven culta e inteligente, ya que era habitual que sus notas y resultados fuesen un desastre. Éste fue motivo de gran conflicto con su familia.

Pero, fue en Barnard, donde Elise tuvo el primer contacto con los beats; fue allí donde conoció a Joyce Johnson, Leo Skir y otros artistas e intelectuales de la universidad de Columbia que forjaron en un futuro el núcleo de el movimiento beat de la costa este.
Sus amigos la llamaban “Elipse” y además llevaba su segundo nombre con orgullo, haciendo continuas alegorías a “la nada”. Tenía fama de lectora obsesiva, de escritora celosa de su intimidad y de no asistir nunca a clase.

Influyó en su carácter y en su sexualidad, la relación que mantuvo con uno de sus profesores de Barnard, Alex Greer, que impartía filosofía; dónde además de amante y alumna, le ejercía de ama de llaves, cocinera y niñera de sus dos hijos. Elise, siempre defendió su comportamiento sumiso por la fascinación del trabajo de su profesor, creyéndolo un genio.
Éste patrón se repite en futuras relaciones, por ejemplo y la más mediática con el poeta Allen Ginsberg, del que imitó desde sus opiniones religiosas hasta su elección en el café y el cual fue protagonista de varios de sus poemas. Su relación finaliza cuando él, al año de estar juntos, le confiesa que es homosexual, detonante que hace que Elise empiece a frecuentar bares de lesbianas y a mantener una relación con una mujer apodada Sheila.

Su salud física y mental se iba deteriorando de manera alarmante, intentaba mantenerse entre los márgenes de la heterosexualidad, reprimiendo sus instintos, cayó en una depresión, abusaba del alcohol y las drogas y como consecuencia, sus relaciones sociales y laborales se vieron mermadas hasta el punto de ser despedida de su puesto de trabajo en una televisión local que acabó con Elise siendo arrestada y escoltada fuera del edificio por un policía que le rompió las gafas y le pegó una patada en el estómago.
Elise, que por aquel entonces vivía con sus padres tras haber permanecido interna en Bellevue por sus más frecuentes brotes de esquizofrenia paranoide, prometió a su padre no contarle el incidente a su madre, ya que el disgusto, la mataría.

Después del incidente decidió irse a vivir a California, allí conoció a un artista irlandés alcohólico del que se enamoró y se quedó embarazada. No tenía dinero para pagar un aborto y se sometió a un aborto psiquiátrico, pero el feto era demasiado grande, hubo complicaciones y finalmente tuvieron que extirparle el útero.

Vuelve a Nueva York, ingresa de nuevo en Bellevue afectada por problemas psicológicos cada vez más graves, allí pasa una temporada hasta que decide en contra de la opinión de los médicos, darse el alta voluntaria, vuelve a casa de sus padres donde se suicida tirándose por la ventana, cayendo siete pisos.
Tras su muerte, su familia decide quemar todos sus cuadernos de poesía, ya que los consideraban obscenos e insultantes por sus referencias a la homosexualidad, las drogas y cuestionar la espiritualidad.
Sin embargo, su amigo Leo Skir, poseía una colección de ochenta y pico poemas de Elise, que no dudó en editar, dar a conocer y que además darían a Elise Cowen el reconocimiento más que merecido del público y la crítica.


[MUERTE, YA LLEGO…]

Muerte, ya llego
espérame.
Se que estarás
            en la estación de metro

            cargado de botas de agua, chubasquero, paraguas, pañuelo
y una respuesta sencilla
           para cada significado.
Institución incorruptible,
Atenta aguafiestas de huellas dactilares
Escucha tu afirmación:
“Hay una salida entre las coles blancas”

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