Feliz día Internacional del Libro

Feliz día Internacional del Libro

365 días, casetas, parques engalanados, tenderetes, puestos de comida, librerías con sus mejores galas, quioscos, cajas llenas de recientes de imprenta, los dedos sucios de tinta, banderines de colores de farola en farola. La primavera viene con un libro debajo del brazo. Varios curiosos se acercan a echar un vistazo, ¿podemos atenderle en algo?, sólo estoy mirando. Caras conocidas de otros años, a otros no los has visto en la vida. Aquél parece que no se atreve, tiene la mirada tímida. Un ladronzuelo de la cultura arranca con sigiloso cuidado el cartel de este año de la feria. Al fondo la misma pareja del año pasado, este año ella ya no se resigna, le estampa la rosa a él en la cara y huye corriendo con su libro. Los tiempos cambian y las palabras en su día disfrutan del ordenado caos con el que los organizadores ultiman hasta el mínimo detalle "...Que todo salga bien".
Gritos de niños preadolescentes alborotados, su nuevo ídolo al que también le cuelgan los pañales ha llegado y con un solo gesto, obedientes ellos callan y compran. Por la mañana estaba nublado, pero ahora el sol pica en la cara, "que me traigan la crema, y las gafas". Más gente, más compra, más venta, algún listo secuestra bajo la chaqueta uno de los libros, no pasa nada, la señora de al lado ha roto aguas y dice que sin su libro no hay hospital que valga.

Otra vez la rosa y el libro, los Jorge de fiesta, dominando al dragón hasta su muerte. Épicos los trastornos de tiempo y llegada al siguiente punto de firma cerrada entre mareas humanas que te cogen del brazo y con el otro la cámara para el selfie, y tú ahí, con el maquillaje como un cuadro impresionista desde las 08:00 de la mañana, con sed y hambre, pero sin tiempo, con la sonrisa clavada en la cara porque de verdad esto es impresionante pero no sabes si llegarás viva a mañana. Y tu dedo corazón sacando callo y el boli que se ha quedado sin tinta. Son gajes del oficio.

Dar muchos besos, agradecer todo a todos, preguntarse por qué te has puesto los tacones que rozan, pero que bonitos son. Que te hagan más fotos, que encuentres a tus compañeros y te regalen las pocas fuerzas que os quedan, porque sabéis que a esta aventura habéis subido todos y después unos bailes locos y un vino.

Gracias a las letras, a los libros. A vosotros por hacerlos, a cualquiera por escribirlos. Por hacernos viajar y vivir todas las vidas que no estaban destinadas a ser para nosotros. Y aquí están. Al alcance de la mano.

Feliz día Internacional del Libro
Feliç Sant Jordi.

El tiempo y la vida

El tiempo y la vida

No tengo ni treinta años y la preocupación de lo rápido que pasa el tiempo empieza a ser redundante en mis conversaciones. Me siento mayor pero no lo suficiente como para alardear de los conocimientos que presupongo generaciones pasadas ya tenían a mi edad (y dónde va). Quizás sea porque tampoco nos acompañó el momento, nos lo prometieron todo y acabaron por no darnos nada.
Esa generación coleccionista de títulos y horarios a jornada partida por el sueldo mínimo en restaurantes de comida rápida. Tampoco la avería está toda fuera, muchos confiamos en el maná y aprendimos por las malas que o espabilabas o te quedabas por el camino, mal y arrastras.

Yo de pequeña quería ser artista y así lo pronosticó "la más grande" sosteniéndome en brazos y poniendo sobre aviso a mi padre "que esta niña tiene duende". Y no se equivocó La Jurado porque al poco tiempo mi mayor ilusión era disfrazarme, bailar y cantar canciones de los 60 y participar en todas las obras teatrales del cole.
"Estudia lo que quieras" sonaba cada vez con más resignación en las paredes de mi casa, yo quería ser actriz y acabé siguiendo los pasos de mis padres (de mi volatilidad se lavan las manos las dos partes de la familia), para finalmente acabar en filología. Al final, lo de inventar cuentos y escribir diarios iban a ser señales claras sobre una de las pasiones que casi sin querer me han acompañado toda la vida. La escritura.
Puedo tomarme descansos, al fin y al cabo y siendo justa conmigo misma, el caos me acompaña desde siempre, aunque cada vez menos (es lo que tiene crecer), pero no sería yo misma, si no cambiase de parecer sobre las cosas una media de dos a tres veces por semana. Adaptarse o morir. No te fíes de nadie que te dice que no ha cambiado nunca. La evolución es vida, es crecimiento.

Cinco meses de deliberaciones, de descanso, de ideas, de hartazgo, de no tener ni idea de nada y de tenerlo todo claro. Hoy vuelvo. ¿Y a ti cómo te ha ido?