El color púrpura, por Alice Walker



Hace más de una década que mi madre me propuso ver juntas "El color púrpura", una película de Steven Spielberg basada en una novela de Alice Walker. "Te va a encantar", me dijo ella. Y así fue.
No ha sido hasta hace un par de semanas que me he aventurado a leer el libro (buen regalo de Navidad, gracias mamá) y a adentrarme en su increíble historia.

Ambientada a principios del siglo XX, en Estados Unidos, en "El color púrpura" nos encontramos con la historia de Celie, narrada a modo de cartas, podemos ver la evolución de su vida desde la edad de catorce años hasta su madurez.
La vida de Celie no es fácil, como recoge un pasaje del libro se reduce a una simple definición "Mírtate. Eres negra, eres pobre, eres fea, eres una mujer. Vamos, que no eres nada." Y como tal, está condenada a sufrir una vida llena de miserias en un entorno hostil y patriarcal en el que carece de derechos.
Una vida marcada por las violaciones, el luto, el trabajo duro, la separación de los seres queridos hacen de Celie una mujer dedicada a las labores de un hogar que no siente propio y a la resignación. Gracias a la escasa educación que su hermana pequeña pudo proporcionarle y como única vía de escape a sus sentimientos, escribe a modo de diario, cartas a Dios como único destinatario.

Encontramos la lucha de una mujer, de una raza, por sobrevivir en un entorno racista en el que la misoginia y el machismo son una realidad normalizada y en el que el abuso de poder está a la orden del día.
También y aunque parezca difícil, encontraremos amor, esperanza, respeto y hasta risas.

El color púrpura es una novela de justicia social, esconde entre sus páginas una gran crítica a la sociedad, tanto en la que está ambientada como en la que fue escrita.

Merecedora del premio Pulitzer que le otorgaron a Alice Walker en 1983.



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